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Alimentación, Nutrientes, Patologías

Los requerimientos nutricionales del gato anciano.


miércoles 18 octubre 2023


Los requerimientos nutricionales del gato anciano

En todos los mamíferos, el envejecimiento se asocia con cambios en la condición corporal, la composición corporal, los requerimientos energéticos, la reducción de la función de los órganos y el estado inmunológico. La nutrición puede jugar un papel importante a la hora de retrasar estos cambios o prevenir su progresión

Definir la edad exacta a la que un gato puede considerarse anciano es muy difícil, de hecho, cada sujeto puede empezar a mostrar los primeros síntomas del envejecimiento a edades muy diferentes. Por lo general, alrededor de los 7 años, los primeros efectos relacionados con el envejecimiento comienzan a aparecer a nivel celular pero se suele considerar a un gato anciano alrededor de los 10-11 años.

Sin embargo, estas pautas no deben tomarse tal cual, sino que deben adaptarse a cada sujeto en función de su estado de salud, su estilo de vida y la posible presencia de patologías concomitantes. Por ejemplo, un gato de 8 años con enfermedad renal y un estado nutricional deficiente, será "fisiológicamente" más viejo que un gato sano de 11 años.

El mejor método para entender si un animal está envejeciendo es observar si en él se están produciendo algunos cambios que puedan estar vinculados a un proceso de envejecimiento como, por ejemplo, una reducción de la actividad física, una disminución progresiva de la función cognitiva y sensorial, un mayor letargo asociado a menudo a una alteración del comportamiento normal, o la aparición de algunas "alarmas" que pueden indicar la presencia de patologías frecuentes en gatos ancianos.

Desde un punto de vista fisiológico, estas alteraciones corresponden a una disminución progresiva de la función de los órganos, una reducción de la eficiencia del sistema inmunológico, una deshidratación progresiva del organismo, así como una mayor exposición del organismo a la acción de las ROS (reactive oxygen species) con el consiguiente estrés oxidativo.

El objetivo de una correcta alimentación será limitar los "efectos secundarios" de estos procesos y minimizar los factores de riesgo de algunos problemas relacionados con el avance de la edad, como la pérdida de masa magra, la reducción de la motilidad del colon, las alteraciones cardíacas, hepáticas y la función renal, así como una eficiencia reducida del sistema inmunológico.

El primer paso será realizar un examen clínico preciso, posiblemente asociado a pruebas que puedan excluir la presencia de patologías (por ejemplo, riñón, hígado y/o tiroides) y una evaluación del estado nutricional del paciente (incluido el peso, el BCS, y el MCS).

Todos los consejos que se dan a continuación no tienen en cuenta ninguna patología que pueda sufrir un animal anciano y para la que sea necesario preparar una dieta específica en función de su patología, sino que son indicaciones para animales "ancianos y sanos".

Si en los perros ancianos se ha demostrado que los requerimientos energéticos diarios disminuyen aproximadamente un 20% en comparación con las de los adultos, en los gatos las opiniones siguen siendo contradictorias hasta la fecha. Algunos autores sostienen que también se produce una reducción de los requerimientos energéticas en los gatos, mientras que otros estudios muestran que la actividad física y la relación masa grasa/magra en los gatos tienden a permanecer constantes a lo largo de su vida. En consecuencia, la reducción de la ingesta calórica diaria en un gato anciano debe realizarse únicamente en sujetos con sobrepeso o que, en el último periodo, hayan reducido significativamente su actividad física.

Aunque FEDIAF no proporciona indicaciones específicas para animales ancianos e indica los mismos nutrientes mínimos y máximos que para un animal adulto, es una buena práctica considerar que algunos cambios en la dieta pueden ayudar al animal a afrontar "mejor" su senectud.

Las necesidades de proteínas, por ejemplo, en un gato anciano sano son ligeramente superiores a las de un adulto, y una ingesta adecuada de proteínas sirve para evitar la pérdida de masa magra y favorece la síntesis de proteínas y su sistema inmunológico. En consecuencia, la restricción de proteínas debe evitarse absolutamente en gatos ancianos sanos pero, lamentablemente, a pesar de numerosos estudios que lo demuestran, algunos gatos son alimentados con alimentos "renales" con un contenido reducido de proteínas sólo como forma preventiva. Algunos autores recomiendan, en un gato anciano sano, aumentar hasta un 25% la cantidad de proteínas consumidas, tanto para aumentar la palatabilidad del alimento como para ayudar al animal a mantener su peso y masa magra. Sin embargo, lo ideal es siempre evaluar el sujeto individual y la dieta que ha llevado a lo largo de su vida, evitando restricciones innecesarias pero también excesos. Ciertamente, además de la cantidad, es fundamental elegir proteínas de alta digestibilidad y alto valor biológico, especialmente en un animal de edad avanzada.

El porcentaje de grasa a incluir en la dieta de un gato anciano puede ser muy variable y debe elegirse en función de cada individuo. Si el animal tiene sobrepeso, situación frecuente en gatos adultos maduros, los niveles de grasa deben ser moderados a bajos para reducir el riesgo de obesidad y algunas enfermedades asociadas, como diabetes mellitus, hipertensión y enfermedades cardíacas. Sin embargo, cuando el animal se hace muy viejo, generalmente tiende a perder peso y masa muscular, y en esta situación necesitará una dieta con un alto contenido energético y, en consecuencia, también habrá que aumentar la cantidad de grasas en la dieta. El rango recomendado de contenido de grasa en alimentos para gatos adultos maduros está entre el 10% y el 25% de S.S., dependiendo del individuo, intentando mantener el porcentaje entre el 10% y el 18% para gatos inactivos y con tendencia a la obesidad y entre el 18% y el 25% en dietas para gatos normales o con bajo peso.

A la hora de elegir la fuente de lípidos, es necesario preferir aquellos con un alto contenido en ácidos grasos esenciales (linoleico, araquidónico y posiblemente también linolénico, EPA y DHA), ya que ayudan a mantener el estado normal de la piel y el pelaje: con la edad, los animales tienden a perder elasticidad cutánea, desarrollan atrofia epidérmica y folicular y tienen una menor secreción de sebo. Algunos estudios han destacado que la correcta integración de los ácidos grasos omega 3 en dietas para animales de edad avanzada, combinados con antioxidantes como la vitamina E, mejora la salud del animal y reduce la incidencia de enfermedades.

Entre las fuentes de lípidos a preferir se encuentran las de origen animal, ya que parecen aumentar la palatabilidad de la dieta. De hecho, un estudio ha puesto de relieve que entre gatos ancianos y adultos no existe una diferencia sustancial en el número de comidas consumidas, en la cantidad de alimento consumido en cada comida o en la duración de cada comida, ya sea que se alimenten ad libitum o con una dieta con la misma densidad energética, pero que, en cambio, la diferencia puede marcarse mediante la elección de las grasas con las que se enriquece la dieta. LLos animales de mayor edad a los que se añadió grasa bovina tendieron a apreciar más el alimento que aquellos a los que se les ofreció una dieta enriquecida con aceites vegetales como el de oliva o el de girasol. Esto nos llevaría a suponer que lo que más diferencia en la nutrición de un gato anciano es la palatabilidad del alimento. Además, en algunos casos, para facilitar la digestibilidad, puede resultar útil incluir una porción de ácidos grasos de cadena media.

En general, la cantidad de fibra presente en la dieta debe ser ligeramente mayor que la de los animales adultos. En efecto, por un lado, la fibra soluble proporciona alimento (ácidos grasos volátiles) a los colonocitos tras su fermentación por las bacterias del colon; por otro, la fibra insoluble favorece la movilidad intestinal ayudando a los gatos ancianos con estreñimiento. Esto último es común en gatos de edad avanzada debido a la ingesta reducida de agua, la actividad física limitada y la motilidad colónica reducida. Sin embargo, también hay que evitar los excesos ya que cantidades elevadas de fibra reducen la digestibilidad de la dieta y diluyen la densidad calórica. Si en animales obesos se puede alcanzar una concentración de fibra de entre el 5 y el 15% de sustancia seca, en animales delgados o privados se aconseja no superar el 5%.

Por último, a la hora de evaluar la concentración de oligoelementos que debe contener la dieta, conviene tener en cuenta algunas peculiaridades de los gatos ancianos. Primero evalúe el fósforo, el calcio y su proporción. Varios autores recomiendan una ligera restricción de la concentración de fósforo en los alimentos para gatos mayores, ya que ayudaría a reducir la carga de trabajo renal, la retención de fósforo, el riesgo de desarrollar hiperparatiroidismo renal secundario y la posterior mineralización de los riñones en gatos que padecen insuficiencia renal crónica. De hecho, no debemos olvidar que la enfermedad renal crónica se encuentra entre las patologías más frecuentes que afectan a un gato anciano y que algunos estudios han puesto de relieve cómo una adecuada restricción dietética de fósforo, por un lado, puede ralentizar la progresión de la enfermedad y por otro, incluso, reduce su incidencia. Una dieta para gatos ancianos debe tener una concentración de fósforo en torno a 0,5-0,7 en sustancia seca, que debe reducirse al 0,3% en animales con enfermedad renal establecida. En consecuencia, también se debe controlar la concentración de calcio para mantener una relación calcio-fósforo entre 1:1 y 1:5.Otro mineral que se debe controlar cuidadosamente es el sodio. De hecho, en los gatos de edad avanzada existe prevalencia de enfermedades crónicas asociadas a la hipertensión (como enfermedades renales, hipertiroidismo o enfermedades cardíacas) en las que es aconsejable reducir la cantidad de sodio consumido en la dieta. Por ello, debemos intentar satisfacer los mínimos nutricionales requeridos evitando los excesos. Los únicos casos en los que puede tener sentido mantener niveles de sodio ligeramente superiores son los gatos sujetos a FLUTD, en los que la ventaja de incluir cloruro de sodio en la dieta sería estimular al animal a beber, aumentando así su ingesta diaria de agua.

En realidad, se debe animar a todos los gatos ancianos a ingerir una cantidad adecuada de agua, pero no aumentando el sodio en la dieta sino estimulándolos a beber, por ejemplo, con fuentes especiales, o prefiriendo dietas con alta humedad. De hecho, es bien sabido que en un animal anciano la cantidad total de agua presente en su cuerpo y en sus células se reduce, predisponiéndolo a la deshidratación.

Finalmente, como se ha comentado anteriormente, numerosos autores sugieren complementar la dieta con antioxidantes para combatir el estrés oxidativo que sufre el organismo con la edad.

BIBLIOGRAFÍA:
- Carolyn J. Cupp, Clementine Jean-Philippe, Wendell W. Kerr, Gerardo Perez-Camargo. Effect of Nutritional Interventions on Longevity of Senior Cats
- E. J. Taylor, C. Adams and R. Neville. Some nutritional aspects of ageing in dogs and cats. Proc Nutr Soc. 1995 Nov;54(3):645-56.
- Sarah E. Peachey and E. Jean Harper. Aging Does Not Influence Feeding Behavior in Cats. J. Nutr. 2002. 132: 1735S 1739S,
- Wedekind KJ, Yu S, Kats L, Paetau-Robinson I, Cowell CS. Feeding Mature Adult Cats: Middle Aged and Older In: Small Animal Clinical Nutrition 5th. edition. (ed. MS Hand, CD Thatcher, RL Remillard, P Roudebush & BJ Novotny). 2010, Chapter 21 pp. 389-400.


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