BLOG DE ALIMENTACIÓN VETERINARIA
La nutrición veterinaria según MyVetDiet
El blog sobre el estilo de vida saludable y consciente que deben adoptar nuestros queridos perros y gatos.

Nutrientes, Patologías, Terapia de dieta

Estrategias nutricionales durante las enteropatías agudas.


miércoles 24 abril 2024


Estrategias nutricionales durante las enteropatías agudas

El signo clínico más común de enteropatía aguda es la diarrea, a veces asociada con vómitos. Además de ellos, en algunos casos pueden aparecer falta de apetito, dolor abdominal, tenesmo, deshidratación, depresión y fiebre

Las causas pueden ser numerosas (para una lista más detallada recomendamos leer el artículo "La diarrea: un síntoma común de muchas patologías") y, muchas veces, llegar a un diagnóstico preciso puede resultar complicado.

Sin embargo, el veterinario debe comprender primero, a través de una historia clínica precisa (presencia de otros síntomas asociados, dieta anterior y reciente, posible ingestión de cuerpos extraños o venenos, presencia de los mismos síntomas en otros animales de la familia) y el examen clínico, si se trata de una enteropatía leve, y probablemente autolimitada, o una enteritis aguda grave que puede resultar peligrosa para el paciente. La presencia de melena o hematoquezia, dolor abdominal intenso, fiebre, vómitos incontrolables o deshidratación son todos síntomas que deben llevar al veterinario a realizar investigaciones diagnósticas adicionales como un hemograma completo, una prueba bioquímica, un análisis de orina y de heces, así como, en algunos casos, una radiografía o una ecografía para buscar la causa subyacente e implementar una terapia más agresiva y dirigida, en comparación con la que se puede implementar durante la enteritis leve caracterizada principalmente por diarrea sola.

En casos de enteritis leve y autolimitada, la piedra angular del tratamiento debe ser el tratamiento dietético. Desgraciadamente, sucede con frecuencia que, junto con él o incluso en lugar de él, se prescribe una terapia farmacológica con antimicrobianos, que debería reservarse para los casos en los que hay certeza de una infección bacteriana o de una enteritis grave en la que existe daños a la mucosa intestinal (como en el caso de diarrea hemorrágica aguda).

A la terapia dietética puede añadirse el uso de probióticos y, en algunos casos, también de astringentes.

Muchas veces es aconsejable reducir, o suspender por completo, la ingesta de alimentos y reducir la cantidad de agua durante 12/24 horas para poner el intestino "en reposo". Se deben administrar líquidos parenterales si el animal está deshidratado o vomita. Sin embargo, si no hay vómitos, se pueden administrar pequeñas cantidades de agua o soluciones rehidratantes por vía oral durante las siguientes 24 horas y, si se tolera bien, se puede introducir una dieta "ligera" de forma gradual y paulatina. Sin embargo, en los últimos años, esta teoría ha encontrado opiniones discordantes en la comunidad científica y no siempre es aplicable a todos los pacientes: en los cachorros, por ejemplo, se debe evitar el ayuno prolongado. Si el animal tiene el apetito conservado y no vomita, una solución alternativa e igualmente válida podría ser continuar, desde el principio, alimentándolo con una dieta "ligera" que cubra sólo parcialmente sus requerimientos energéticos de mantenimiento.

Pero ¿qué se entiende por dieta ligera?

Una dieta hiperdigerible con contenido reducido de grasas (< 15% en perros y 25% en gatos en materia seca) y fibra (< 5% en materia seca). Se puede optar por utilizar alimentos industriales especialmente formulados para este tipo de enfermedades u optar, temporalmente, por un plan nutricional casero.

Si el animal ya lleva una dieta casera, se deberá modificar, temporalmente, para hacerla "más ligera", suspendiendo las fuentes de fibra y suplementos minero-vitamínicos, así como reduciendo el porcentaje de grasa que contiene.

Además, especialmente en las primeras 24-48 horas, sería recomendable reducir también la ingesta energética diaria.

En cuanto a la elección de la fuente proteica, todos los autores coinciden en la preferencia por una proteína altamente digestible y "magra", como el pollo, el pavo o el conejo, mientras que hay opiniones divergentes sobre la necesidad de utilizar una fuente proteica que el animal nunca haya comido. En general, el uso de una fuente proteica que no forma parte de la dieta normal del animal (definida como proteína prescindible) puede tener sentido cuando se sospecha una alteración de la permeabilidad intestinal (por ejemplo durante una diarrea hemorrágica aguda). De hecho, en este caso, es probable que los antígenos de la dieta consigan atravesar la barrera intestinal, exponiendo al animal al riesgo de desarrollar hipersensibilidad a esa proteína que, en consecuencia, ya no será tolerada por ese animal.

Los carbohidratos utilizados también deben ser altamente digeribles y con un contenido reducido de fibra, ya que esta última no sólo es indigesta en sí misma, sino que también hace que toda la ración sea menos digestible. En general se recomienda el arroz, evitando en cualquier caso todos los alimentos integrales. En algunos casos puede resultar útil suspender el carbohidrato durante las primeras 24 horas y reintroducirlo posteriormente.

La fibra debe reintroducirse de forma paulatina, inmediatamente después de que desaparezcan los síntomas, prefiriendo el uso de fibra soluble al principio.

Como se mencionó anteriormente, una de las opciones clave en la dieta de los pacientes enteropáticos agudos es la reducción de su contenido de grasa. Pero además de limitar la cantidad, si se prescribe una dieta casera, puede resultar útil preferir las grasas de cadena media y corta, evitando los ácidos grasos más difíciles de digerir como los poliinsaturados de cadena larga presentes en la mayoría de los aceites vegetales.

Por último, debido a las pérdidas de electrolitos que se producen durante los episodios diarreicos, se deben aumentar los niveles de potasio, sodio y cloro contenidos en la dieta, pero evitando el uso de suplementos minero-vitamínicos genéricos ya que muchas veces también contienen otros minerales que pueden "irritan" aún más el intestino, como por ejemplo el hierro o el zinc.

Si los signos clínicos desaparecen, se debe reintroducir gradualmente la dieta habitual durante 3-5 días. Sin embargo, si persisten, el veterinario debe realizar investigaciones de diagnóstico más profundas para comprender la causa subyacente.

BIBLIOGRAFÍA:
- Longato Erica. La gestione nutrizionale delle patologie intestinali del cane. La settimana veterinaria n 1079, 2019.
- MS Hand, CD Thatcher, RL Remillard, P Roudebush & BJ Novotny. Small Animal Clinical Nutrition 5th edition. ed. 2010, chapter 56
- Pibot P, Biourge V, Elliott D, enciclopedia della nutrizione clinica del cane, 2007, capitolo 3


Tags

enteritis perroenteritis gatomelena perromelena gatohematoquecia perrohematoquecia gatodiarrea perrodiarrea gatomucosa intestinal perromucosa intestinal gatoantimicrobianosalimentación hiperdigestiblepermeabilidad intestinalpotasioclorohierrozincsodio