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Alimentación en el embarazo, Alimentos industriales, Nutrientes, Patologías

Elegir un alimento comercial correcto para una perra preñada.


miércoles 13 septiembre 2023


Elegir un alimento comercial correcto para una perra preñada

A la hora de elegir un alimento comercial para una perra preñada hay que tener en cuenta numerosas variables. El error más común es utilizar el alimento utilizado hasta ese momento simplemente aumentando la dosis desde la primera semana

En realidad, los requerimientos energéticos durante el embarazo no aumentan hasta la quinta semana de gestación, lo que cambia inmediatamente son los requerimientos nutricionales de proteínas, aminoácidos, ácidos grasos esenciales, minerales y vitaminas. La idea de utilizar el alimento utilizado antes del embarazo en las primeras 5 semanas de gestación, sin aumentar la dosis, es correcta sólo si el alimento es de excelente calidad y aún logra cubrir las necesidades nutricionales de una perra preñada.

Lo primero que hay que comprobar es la cantidad de proteínas que contiene el alimento. FEDIAF indica, como mínimo, un contenido de 25% de proteína sobre sustancia seca. Por tanto, para saber si el alimento respeta este valor, es necesario tomar el valor indicado en la etiqueta, multiplicarlo por 100 y dividir el resultado por la sustancia seca del alimento (representada por 100 - humedad). Además, es buena idea leer los ingredientes que contiene el pienso para entender de qué origen son estas proteínas. Si un pienso, por ejemplo, contiene muchas legumbres o patatas, es probable que buena parte de esas proteínas deriven de esos alimentos y, por tanto, no sería recomendable en una animal gestante ya que durante la gestación es especialmente importante que las proteínas derivan de fuentes animales. Esto se debe tanto a la alta digestibilidad como a garantizar que se cubran las mayores necesidades de aminoácidos durante este estado fisiológico. También hay que comprobar que no se limiten excesivamente las grasas y que entre los ingredientes se incluyan alimentos que también puedan aportar EPA y DHA. El aporte dietético de estos dos ácidos grasos se vuelve imprescindible durante el embarazo, tal y como indica FEDIAF, ya que el DHA ayuda a preservar la funcionalidad de la placenta y permite un correcto desarrollo fetal. Por último, si la empresa proporciona valores nutricionales completos, sería buena idea comprobar que estos cumplen los requisitos indicados por FEDIAF para la reproducción.

A partir de la quinta semana, sin embargo, la mejor opción sería iniciar un cambio gradual de alimentación, para pasar a un alimento más específico, aumentando también la dosis en función del cálculo de los requerimientos energéticos que necesita el animal (ver artículo Nutrición y requerimientos energéticos durante el embarazo).

De hecho, en el último tercio de la gestación el peso de los fetos crece exponencialmente y en consecuencia también aumentan las necesidades energéticas y nutricionales de la perra. Por otro lado, el aumento del volumen ocupado por las futuras crías hace que a la perra le resulte cada vez más difícil ingerir grandes cantidades de alimento al mismo tiempo. Precisamente por ello el alimento a elegir debe tener una alta energía metabolizable (al menos en torno a 4 kcal/g de S.S.). Además, debe contener una elevada cantidad de proteínas, oscilando entre el 25 y el 35% de proteína bruta sobre la MS. Sin embargo, sería buena idea calcular, en función de la dosis ingerida, cuánta proteína digestible está tomando el animal, ya que con el mismo porcentaje de proteína contenida, si un alimento tiene una alta energía metabolizable, el animal necesitará menos para cubrir sus necesidades energéticas diarias, con el riesgo de consumir aún menos proteínas. ¿Cómo hacer? Es necesario calcular los gramos de materia seca consumidos por el animal (multiplicando la cantidad de alimento consumido por la S.S. contenida en el alimento y luego dividiendo el resultado por 100), evaluar cuántas proteínas hay en esta cantidad (es decir, tomar este valor, dividirlo por 100 y multiplicarlo por el porcentaje de proteínas en la S.S. de ese alimento) y finalmente multiplicar este valor por la digestibilidad de las proteínas, que en los alimentos comerciales suele rondar el 0,85. El valor encontrado debe exceder el requerimiento mínimo de una animal gestante que corresponde al menos a 7 gramos de proteínas digeribles por kg de peso metabólico (es decir, kg0,75). Es más, en esta fase de gestación es importante que las proteínas contenidas en el alimento comercial sean de origen animal y por tanto que el alimento no contenga grandes cantidades de legumbres o patatas.

El porcentaje de lípidos también debe ser superior al presente en los alimentos comerciales para animales adultos, especialmente en el último tercio de la gestación, tanto porque una mayor cantidad de lípidos conlleva un aumento de la densidad energética de un alimento como por el aumento de las necesidades de ácidos grasos esenciales que tiene una animal preñada. Lo ideal es que el alimento contenga alrededor de un 20% de grasa bruta sobre sustancia seca y que parte de ella esté compuesta por EPA y DHA.

Otro nutriente que es absolutamente necesario controlar durante el embarazo es el calcio. Su requerimiento en una perra preñada, especialmente en los últimos 35 días, es el doble que el de un animal adulto. Su deficiencia puede provocar una alteración en la osificación de los fetos, e inercia uterina con problemas en el momento del parto. El alimento debe contener, al menos, un 1% de S.S.. En consecuencia, para mantener la correcta relación calcio/fósforo, la cantidad de fósforo presente en el alimento también debe ser superior a la contenida en los piensos para animales adultos. Es igualmente cierto que la cantidad de calcio contenida en el alimento no debe ser excesiva, ya que un exceso en la ingesta por parte de la perra preñada puede predisponerla al desarrollo de eclampsia puerperal debido a una disminución de la actividad de las paratiroides.

En general, la mayoría de alimentos para cachorros tienen valores nutricionales más parecidos a las necesidades de la perra en la última parte de la gestación que los alimentos comerciales para adultos.


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