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Alimentación, Nutrientes, Patologías, Terapia de dieta

Características nutricionales de los alimentos para la nutrición enteral.


miércoles 9 abril 2025


Características nutricionales de los alimentos para la nutrición enteral

En el mercado existen numerosos alimentos comerciales completos, formulados específicamente para ser utilizados en animales hospitalizados o que requieren nutrición enteral. Algunos son completamente líquidos y listos para su administración, mientras que otros están en forma húmeda y deben diluirse con agua para poder ser introducidos en las sondas

Estos alimentos no presentan todas las mismas características nutricionales ni la misma densidad energética, por lo que el veterinario debe elegir el que mejor se adapte al paciente y a la patología que ha llevado a la anorexia.

El nutricionista también puede decidir preparar un plan nutricional casero ad hoc para el paciente. La comida debe luego ser licuada con la adición de agua para hacerla líquida o semilíquida.

En general, el alimento para la nutrición enteral debe tener una alta densidad energética, una altísima digestibilidad, un alto contenido de proteínas y grasas (si el animal es capaz de tolerarlas), así como un bajo contenido de fibra y carbohidratos.

El aporte proteico es esencial para preservar la masa muscular del sujeto, evitar el catabolismo de proteínas endógenas y asegurar un correcto aporte de aminoácidos esenciales. La cantidad administrada debe ser tal que la fracción proteica cubra el 30-40% de las kcal suministradas. Una restricción proteica debe reservarse solo para aquellos animales afectados por encefalopatía hepática o por patología renal en estado avanzado. También es importante controlar qué aminoácidos se aportan con la dieta. La glutamina, por ejemplo, se convierte en un aminoácido condicionalmente esencial en pacientes críticos. Representa el principal transportador de nitrógeno desde el músculo esquelético, proporciona energía a las células inmunitarias y a los enterocitos, y es el precursor del glutatión.

En el gato, es fundamental asegurarse de que la alimentación aporte una adecuada concentración de taurina, aminoácido esencial en esta especie.

Además, durante la fase de recuperación, el animal debe recibir un adecuado aporte de aminoácidos de cadena ramificada (leucina, isoleucina y valina) ya que contribuyen al anabolismo muscular.

Las grasas son fundamentales para aumentar la densidad energética del alimento y, en consecuencia, para reducir el volumen de comida a administrar al animal. Deben aportar aproximadamente el 40-50% de las kcal de la ración total. Ya sea que se prepare el plan nutricional con alimentos caseros o que se opte por un alimento comercial, es importante evaluar qué tipo de ácidos grasos se administran al paciente. Dependiendo de la patología en curso, se puede preferir el uso de ácidos grasos de cadena media o aumentar la cantidad de omega 3 a administrar por su acción antiinflamatoria, recordando siempre verificar que el aporte de ácido linoleico satisfaga al menos las necesidades mínimas indicadas por FEDIAF y que, en el caso de los gatos, haya un aporte adecuado también de ácido araquidónico, esencial en esta especie. Sin embargo, siendo el ácido araquidónico un precursor de eicosanoides inflamatorios, en pacientes críticos se debe evitar una ingesta excesiva.

Además, también en este caso, se debe considerar la patología que afecta al animal: en patologías como la pancreatitis, la linfangiectasia o enfermedades caracterizadas por una mala absorción de grasas, una dieta rica en lípidos está contraindicada. En este caso, podría ser necesario buscar un alimento comercial bajo en grasas o preparar un plan nutricional casero a medida.

Los carbohidratos se limitan generalmente, tanto para reducir los riesgos del "síndrome de realimentación" en sujetos que han estado anoréxicos durante períodos prolongados, como porque en la mayoría de las patologías que llevan al animal a condiciones críticas, el paciente presenta una resistencia a la insulina y un distrés respiratorio que se verían agravados con la ingesta de carbohidratos. No deben aportar más del 20% de la energía total de la dieta. Además, se deben utilizar carbohidratos altamente digeribles como las maltodextrinas.

El uso de fibras alimentarias en la dieta de un paciente crítico induce una disminución de la densidad energética del alimento y un aumento del volumen de comida a administrar. Su aporte debe ser limitado, prefiriendo el uso de fibras solubles con acción prebiótica, especialmente en sujetos con patologías severas de tipo gastroentérico.

Las fibras prebióticas deben utilizarse con el fin de apoyar la microflora sana del colon, aumentar la síntesis de ácidos grasos de cadena corta, favorecer la absorción de agua y sodio en el intestino grueso y mejorar el estado inmunológico y la función de barrera de la mucosa intestinal.

A continuación, se presenta un esquema tomado del libro "Small Animal Clinical Nutrition" en el que se resumen los factores nutricionales clave que, en general, deberían tener las dietas para pacientes que requieren nutrición enteral:
PERRO
GATO

OSMOLARIDAD
250-400 mOsm/litro
250-400 mOsm/litro

DENSIDAD ENERGÉTICA
Mínimo 1 kcal/ml
Mínimo 1 kcal/ml

PROTEÍNAS
5-12 gramos/100 kcal
7,5-12 gramos/100 kcal

GRASAS
5-7,5 gramos/100 kcal
5-7,5 gramos/100 kcal

CARBOIDRATOS DIGERIBLES
2-4 gramos/100 kcal
2-4 gramos/100 kcal

ARGININA
>146 mg/100 kcal
>250 mg/100 Kcal

GLUTAMMINA
>500 mg/100 kcal
>500 mg/100 kcal



Como ya se mencionó anteriormente, estas representan solo pautas generales, que deben ser moduladas y modificadas según el paciente individual y su patología.

Obviamente, las dietas deben estar equilibradas de manera que se satisfagan todas las necesidades de minerales y vitaminas del paciente.

Si el paciente es un animal en crecimiento, es necesario verificar que el alimento comercial elegido sea capaz de satisfacer las necesidades nutricionales de un cachorro y, si no es así, considerar cambiar el alimento o suplementarlo adecuadamente.

También en sujetos adultos se debe evaluar la necesidad de suplementar adicionalmente minerales y vitaminas según la patología en curso. Si el paciente tiene una historia de vómitos y diarrea, por ejemplo, podría ser necesario fortalecer la dieta con electrolitos y vitaminas del grupo B para compensar las pérdidas.

Sin embargo, existen casos en los que el paciente necesita una restricción de algunos minerales en lugar de una suplementación. Un ejemplo común es el animal afectado por enfermedad renal crónica que requiere una dieta baja en fósforo, sodio y cloro. Recientemente, se han comercializado dietas líquidas para ser utilizadas a través de sondas, diseñadas específicamente para algunas patologías que requieren una dieta específica.

Por último, un nutriente que a menudo se subestima o no se calcula adecuadamente, pero que es fundamental, especialmente en un paciente crítico y anoréxico, es el agua.

La necesidad de líquidos se estima generalmente en 60 ml por día por cada kilo de peso vivo del animal.

Por lo tanto, para cada paciente se debe calcular su requerimiento hídrico y verificar si, a través de la alimentación, está ingiriendo suficiente agua o si necesita recibir líquidos también por vía intravenosa o subcutánea.

Controlando la humedad de la dieta que consume el animal y conociendo su cantidad, se puede calcular exactamente la cantidad de agua que está ingiriendo.

Si el alimento se diluye con agua, esta debe sumarse a la que ya contiene el alimento para saber con precisión cuánta agua se está administrando a través de la dieta.

A esta cantidad debe añadirse el agua utilizada para enjuagar las sondas cada vez que se administra una comida al animal, con el fin de conocer el total de líquidos que el paciente está recibiendo mediante la nutrición enteral.

Restando este dato al requerimiento hídrico individual del paciente, se puede determinar fácilmente si el animal está recibiendo suficientes líquidos. Si no es así, la diferencia entre estos dos valores representa la cantidad de fluidos diarios que el animal debería recibir adicionalmente, ya sea a través de la sonda entre comidas o mediante infusión.

BIBLIOGRAFÍA:
- Chan, D. L. (2015). Manejo nutricional de animales pequeños hospitalizados.
- Delaney, S. J. & Fascetti, A. J. (2012). Nutrición clínica veterinaria aplicada. En: Fascetti, A. J. y Delaney, S. J. (eds.), capítulo 207: Nutrición enteral y alimentación por sonda.
- Hand, M. S., Thatcher, C. D., Remillard, R. L., Roudebush, P., & Novotny, B. J. (2010). Nutrición clínica de animales pequeños, 5.^ edición, capítulo 25.
- Pibot, P., Biourge, V. & Elliott, D. (2008). Enciclopedia de la nutrición clínica del perro.


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