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Patologías, Terapia de dieta

Estrategias nutricionales en el caso de hipertiroidismo felino.


miércoles 2 octubre 2024


Estrategias nutricionales en el caso de hipertiroidismo felino

El hipertiroidismo es una condición clínica que deriva de una producción y secreción excesivas de tiroxina (T4) y triiodotironina (T3) por parte de la tiroides y representa el trastorno endocrino más común en gatos, afectando aproximadamente al 10% de los gatos ancianos de más de 10 años de edad. Su etiología sigue siendo desconocida hasta la fecha, pero entre las muchas hipótesis que se han considerado, también se encuentran algunas causas nutricionales

En particular, algunos autores han destacado que el consumo de alimentos húmedos enlatados podría ser uno de los factores de riesgo para el desarrollo de esta patología. La razón podría estar relacionada con la presencia en la lata de una cantidad excesiva de bisfenol A. Otra causa considerada ha sido el exceso de selenio en el alimento; de hecho, algunos estudios han evidenciado que una alta concentración de este elemento en la dieta está correlacionada con un aumento de la concentración sérica de T3. Asimismo, una cantidad reducida de yodo en la dieta se ha incluido entre las posibles causas de hipertiroidismo, ya que induciría un aumento de la concentración sérica de tiroxina libre. Sin embargo, estudios más recientes no han evidenciado ningún vínculo entre la cantidad de yodo consumido y la concentración sérica de TT3 y TT4.

La reducción de la concentración de yodo en la dieta se considera, no obstante, una de las posibles opciones terapéuticas para los animales afectados por hipertiroidismo. A este respecto, la legislación europea establece que entre los piensos destinados a fines nutricionales específicos se incluyen aquellos con una reducción de los niveles de yodo en caso de hipertiroidismo, los cuales deben contener un máximo de 0,26 mg de yodo por cada kg de alimento (con un nivel de humedad del 12%). Recientemente, también se ha creado un alimento comercial dietético para gatos afectados por hipertiroidismo con estas características, que se recomienda como terapia en lugar de la farmacológica.

Sin embargo, la elección de la dieta para un paciente hipertiroido debe ser evaluada y personalizada también en función de los síntomas y signos clínicos que presenta el animal, ya que una secreción excesiva de hormonas tiroideas puede causar numerosas alteraciones metabólicas en el organismo y diversas disfunciones en varios sistemas de órganos, como el sistema nervioso central, el cardíaco, el gastrointestinal, el hepático, el pancreático y el renal.

Entre los signos más comunes en gatos hipertiroidos se encuentran la pérdida de peso y de masa muscular, a pesar de que el animal presente un apetito normal o aumentado. La hiperfuncionalidad de la tiroides, de hecho, causa una aceleración del metabolismo y un aumento del catabolismo proteico, llevando al organismo a un balance nitrogenado y energético negativo. En consecuencia, el cuerpo debe consumir su tejido muscular para satisfacer su requerimiento proteico.

En las primeras etapas de la enfermedad, el animal puede presentar un BCS normal o incluso ligeramente por encima de la norma, pero con el tiempo, si el hipertiroidismo no se trata, experimentará una pérdida de peso significativa, atrofia muscular, caquexia y sarcopenia.

Otras alteraciones que pueden presentar los gatos hipertiroidos, y que deben tenerse en cuenta al elaborar un plan nutricional para animales afectados por esta patología, incluyen la intolerancia a la glucosa y la resistencia a la insulina (que en algunos sujetos pueden llevar al desarrollo de una verdadera forma diabética), así como la hiperfosfatemia, el hiperparatiroidismo secundario y la enfermedad renal crónica.

Lo primero que se debe hacer al elegir la alimentación para un gato hipertiroido es calcular correctamente su requerimiento energético, teniendo en cuenta la posible necesidad de que recupere peso. En tal caso, la dieta debe ser de alta densidad calórica para evitar que el animal consuma una cantidad excesiva de comida. A este propósito, puede ser útil el uso de un contenido de grasas que varíe de moderado a alto, dependiendo del BCS del animal, llegando en algunos casos a cubrir hasta el 40% del requerimiento diario con el uso de lípidos (tanto omega 6 como omega 3).

En segundo lugar, debe definirse la cantidad de proteínas a incluir en el plan nutricional, considerando que los gatos hipertiroidos, como se explicó anteriormente, presentan un estado hipercatabólico con un aumento del metabolismo proteico y pérdida de masa muscular. Por lo tanto, podría ser necesario aportar una cantidad elevada de proteínas con la dieta para reintegrar la pérdida de proteínas del cuerpo. Sin embargo, dado que el hipertiroidismo se asocia frecuentemente con insuficiencia renal, antes de administrar una alimentación con alto contenido proteico, se debe realizar una evaluación completa del estado renal del paciente y la eventual estadificación de esta patología. Si no hay compromiso renal, el porcentaje proteico debe situarse entre el 28 y el 45% en materia seca (alrededor de 12 gramos de proteínas por cada 100 kcal del alimento), mientras que debería reducirse en el caso de CKD según el estadio IRIS en el que se encuentre el animal. En cualquier caso, es fundamental priorizar proteínas de alto valor biológico y alta digestibilidad.

Dada la probable intolerancia a la glucosa y la resistencia a la insulina, la dieta debería contener una cantidad reducida de carbohidratos, evitando que las calorías derivadas de estos superen el 15% de las calorías consumidas y evitando sobrepasar los 4,5 gramos de carbohidratos por cada 100 gramos de energía metabolizable del alimento.

La fibra también debe limitarse, para hacer la comida más digerible y evitar reducir la densidad calórica de la dieta.

Si se diagnostica una patología renal crónica concomitante, o si esta aparece después del tratamiento del hipertiroidismo, se debe limitar la cantidad de fósforo consumida por el animal. La cantidad que debe contener la dieta depende del estadio IRIS de la enfermedad y de la concentración sérica de fosfatos. En estadio IRIS 1 y 2, el fósforo dietético debería estar entre 125 y 250 mg por cada 100 kcal; sin embargo, en algunos casos puede ser necesario bajar de estos valores para mantener la concentración sérica de fósforo dentro de los rangos.

Para gatos hipertiroidos con CKD más avanzada (estadio IRIS 3 o 4), puede ser recomendable una restricción adicional de fósforo, manteniendo este por debajo de 125 mg por cada 100 kcal.

El otro nutriente a controlar es el yodo. Este debe ser reducido al mínimo solo si el animal no está bajo tratamiento para el hipertiroidismo y, por lo tanto, si la dieta se utilizará como sustituto de dicho tratamiento.

Por último, considerando el estado de hipercatabolismo de los sujetos hipertiroidos y el consecuente estado de estrés oxidativo debido al aumento de los radicales libres que se generan en el organismo, siempre es recomendable administrar una cantidad adecuada de antioxidantes (como por ejemplo, la vitamina E).

BIBLIOGRAFÍA:
- Delaney SJ & Fascetti AJ. Applied Veterinary Clinical Nutrition. (ed. Fascetti AJ y Delaney SJ). 2012, capítulo 17.
- MS Hand, CD Thatcher, RL Remillard, P Roudebush & BJ Novotny. Small Animal Clinical Nutrition, 5ª edición. ed. 2010, capítulo 29.
- Mark E. Peterson, Laura Eirmann. Dietary Management of Feline Endocrine Disease. Vet Clin Small Anim 44 (2014) 775-788.
- REGULACIÓN (UE) N.º 1123/2014 DE LA COMISIÓN de 22 de octubre de 2014, por la que se modifica la directiva 2008/38/CE de la Comisión, que establece una lista de los usos previstos para los alimentos para animales destinados a fines nutricionales específicos.


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